(Continuación del anterior ) Y están estos otros, que claman por libertad de expresión, prensa libre y cosas por el estilo. Son los que creen que mentarle la madre al presidente, publicar sobre el último asesinato, o hacer un programa informativo que divulgue chismes de la farándula, es libertad de prensa. Pobres ingenuos, pobres cerebros partidos en dos, pobres criaturas víctimas de los que predican PAN Y CIRCO para las multitudes. Sepan que no existe la libertad total de prensa en ninguna parte y que esta siempre responde a los intereses de la clase dominante. En nuestro caso, el esquema de nuestra prensa fue útil y beneficioso... por un tiempo. Ahora se trata de un concepto obsoleto que debe cambiar, no por capricho ni casualidad, sino porque la gente lo necesita, y hasta los mismos periodistas lo necesitan. ¿Cómo hacerlo? No es mi función decir cómo. Los más entendidos en el asunto tienen la solución en sus manos. El cubano de a pie y la increíbl
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Para el cubano de a pie es un hecho común ver en los medios lo bien que marcha el país, sin embargo es también una verdad de perogrullo que hay una diferencia de abismo entre lo que le muestran y lo que dispone en su mesa a la hora de comer. Y es que hay algo que los entendidos llaman macroeconomía que no es más que los indicadores de la economía de un país a nivel global, esto es, a nivel general, y por favor, si estoy equivocado no dude alguien en corregirme. Lo que sucede con esto es que ese cubano que vive el día a día, no ve mérito alguno en que se rompa el récord en la producción de carne bovina si pasa semanas, o meses, sin comer un buen bistec de res. Es increíble cómo la mayoría de los periodistas y reporteros se regodean en tales noticias,y anuncian con bombo y platillo la exitosa campaña de la cosecha de papa, la rimbombante cifra en la producción de prendas de vestir de tal o más cual fábrica, o el heroico empeño de los trabajadores de tal o más cual industria que este